Culos endogámicos se ríen en mi presencia,
el linaje se resquebraja ante mi virilidad enaltecida
ante el altar lleno de querubines
abriendo sus nalgas ante mi cetro ungido.
Deidades y santos se entregan ante mí,
lujuria y ansia santificadamente satisfecha
resbala en la saliva sobre el cuero,
sobre la piel que arde por dentro,
por el túnel vertical que se hincha;
el mástil lubricado, ungido, santificado,
la virgen dispuesta a mi derecha,
el mancebo inclinado a mi izquierda.
¡Quiero besarte! ¡Tratarte violentamente!
viernes, 24 de septiembre de 2010
jueves, 16 de septiembre de 2010
QUÉ NOCHE (*)
Por un tubérculo
Al exiliado de la playa,
Trastornado por el
Verde etéreo,
Desquiciado por la
Plata líquida,
Se le aparecio aquel
A quien le profesamos
Simpatía.
Él no lo vio,
Sólo lo sintió,
En lo más profundo
de su pandemonio
intestinal.
*Dedicado a J.M. Charris.
Al exiliado de la playa,
Trastornado por el
Verde etéreo,
Desquiciado por la
Plata líquida,
Se le aparecio aquel
A quien le profesamos
Simpatía.
Él no lo vio,
Sólo lo sintió,
En lo más profundo
de su pandemonio
intestinal.
*Dedicado a J.M. Charris.
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