martes, 31 de agosto de 2010

DÉJAME

Déjame caer, tragar tierra, cal y azufre,
Que mis dientes se desprendan
Y en su lugar se incrusten rocas;
Déjame sangrar,
Gota a gota hasta el final,
Que los lazos se deshagan,
Cállate y no hables,
Observa el polvo florecer
Mientras mi sangre lo fecunda;
Déjame explusar el alma
Con un beso térreo,
Permite que Antéo me destroze.

ALBORADA INFERNAL

Íncubos lascivos devoran el follaje
mientras el rojo invade nuestra putrefacta carne,
la vida corrupta bajo las llamas del Hades,
los siniestros súcubos en los demoniacos sueños
tan bajos como la esfera de los instintos
llevando las emociones en el seno ardiente.
Nueve esferas dantescas, inferiores, comestibles,
¡Sodomía! ¡Oh Lesbos! Consume la carne, lame el Averno,
dejad que los ojos se abran a la cúspide de la carne,
de la fibra jugosa que derrama su follaje de quimeras.

Vortice

Giro desenfrenado, sumido en la brecha que hay entre cada segundo que salta el reloj, en la masa heteróclita de aquello que nombra lo innombrable.
Clandestino en la tormenta logro avanzar, pisar las hojas secas de lo que ahora es ceniza. Me muevo entre la ráfaga translúcida que acribilla los fantasmas de humo en mi memoria, en la trinchera absurda del recuerdo donde siempre muere el adalid de mi paciencia, donde siempre vislumbro a un incognito yo, volcando toda su ira en un giro sin control mientras todos mis muertos miran la hora.
Vigilante en la marcha, en la vela inflamada del insomnio que me arrastra en su vahído de quimeras, en sus fauces encrespadas donde giro sin parar, donde soy devorado por una marejada de insectos en mi pecho, por un torbellino de vidrio bajo mi lengua, por una ola de azufre en mis pulmones, por la tinta oscura que brota por la yema de mis dedos, en la punta de voz
Giro a esta hora mientras una hoja cae y el mundo da la vuelta, mientras la última gota resbala desde la clepsidra, mientras una pupila sigilosa recorre cada letra, cada palabra en el vórtice de estos versos desordenados, mutilados por el ciclón de mis pensamientos, deshojados por mi vida mientras yo permanezco cautivo en la tormenta…

SED (Pieza pútrida)

Figuras vapóreas indelimitadas,
percepciones alteradas bajo la cuna astral,
ebrio de licor, ebrio de sangre, las cicatrices del nocturno
acechan mi cuerpo como los guerreros el Valhala,
y el anhelo de ondear las espadas se apodera de mi ser,
la alegría se mezcla con la sed de sangre.
Eyaculo pútrido semen
¡Bébelo! ¡Contamínate maldita ninfa!
Deja que el hierro líquido penetre tu aliento,
el cosmos cristalizado en un pensamiento...

domingo, 29 de agosto de 2010

FINAL

Estrella muerta.
Extinto el cúmulo,
Ahora congelada,
Se evapora lentamente
En la soledad cósmica,
Oscuridad universal.
Colosos hambrientos
Se disputan el cadáver,
Quelonios agonizantes,
Fauses abiertas,
La última cena.
Estrella muerta.
Desmembrada,
Mutilada en cada estación
De su travesía elíptica;
El cuerpo a los dioses,
El brillo al vacío.
Estrella muerta.

jueves, 26 de agosto de 2010

Retazo De Luna

Saber de la llegada de la luna
para descubrirla yéndose
Yéndose por el oscuro sendero
de la inmensidad.

Inmenso cascabel
gatuno, lejano,
suspendido sobre
un tapiz;
un tapiz felino.

Ver todo en un solo momento
transformándose en fuego
Sentir cada instante
efímero e inagotable.

Ay, blanquita!
soñadora,
no te me alejes
que en un instante me acerco
y te encuentro.
Ay, lunita!

Llena, violentamente violeta
un sol atravesando un planeta
hay luna, hay canto,
hay voces volando por pandathos.

viernes, 20 de agosto de 2010

SE PASEA...

Eufórico, adormilado, se pasea un ogro la floresta. Pipa en mano va soñando, va soñando que no es ogro; se cree ave. Canta el gigante mientras contempla su pardo plumaje, canta la bestia y espanta otras tantas con su ronca tonada. Sube pendientes, escala montañas buscando la nieve que prolongue su canto, Desciende laderas, se interna en los bosques buscando durmientes que le impulsen al cielo. Es ogro e inhala, oscuro y no pardo, de voz ronca y agrio aliento. Es ogro, no ave.

lunes, 16 de agosto de 2010

DEVOCIÓN

Siento una vibración en tus dedos, un llamado, una invitación
Tus labios atormentan mis oídos con endemoniados lamentos
Tu maravillosa lengua humedece mi cuerpo,
Haciendo del momento una eterna agonía, un flagelo placentero.

Súbitamente tus manos caen en mi pecho,
Crean vericuetos, bifurcaciones, soy un despojo de tus deseos
Vertientes púrpuras decoran mi maltrecho torso
Incitando aun más tu lascivia, empiezo a sentir el desenfreno.

Mi ajuar pierde su sentido y desaparece en la distancia
Haciendo más violentos y sádicos tus movimientos.
Pronto mi mente se encuentra en confusión, delirio, locura
Tu dermis es violentada por mis imberbes dedos.

Espirales empiezan a ser dibujadas encima de mi cuerpo
Mi virilidad crece al ritmo que mi sangre hierve
Tus caderas cobran más fuerza y su movimiento vertiginoso
Hacen temblar mi condenado cuerpo.

Presientes el final de esta odisea, tu elixir está cubriendo mi cuerpo
Súbitamente inclinas tus pechos hacia mi famélica boca
Deseas ser devorada por mis incipientes caninos
Placer que es otorgado sin necesidad de un cortejo.

De repente tus piernas encarcelan mi maltratado miembro
Denotando la exaltación que ha acaecido en tu cuerpo,
Tus ojos me observan con complicidad, ternura, apasionamiento
Al tiempo que la blanca mano de Eros ha entrado en juego.

La obra culmina, tú y yo somos atrapados por una corriente lenta y afable;
Tu rostro, mi Afrodita, pierde su rubor lentamente,
Mi cuerpo fustigado y mis manos sudorosas aun ansían tu insinuante talle
Pero es preciso que disfrutemos del deleite que este equívoco
Ha dejado en nuestros endogámicos cuerpos.

sábado, 7 de agosto de 2010

Reflexión Cotidiana

Como saber a quién tenemos dentro, aun nosotros ignoramos quiénes somos, para dónde vamos y de dónde venimos. Como amar a alguien sin conocer el demonio que se encuentra en nuestro interior. Como pretender compartir con aquel momentos felices, sin saber si estas pensando en estar con otra persona. El temor, la duda acechan junto a mi sombra, esa sombra que quiere arrebatarme la cordura y llevarme a lo más profundo de mis deseos.

A veces en la soledad, me pregunto: ¿Qué es lo que quiero?, y mi conciencia o mi demonio acude a resolver el interrogante  -lo que cualquier hombre querría. ¿Dinero, mujeres, amor?-  Ilusiones  que creemos alcanzar, pero que al final no son más que un deseo, un deseo que se contradice y no llena lo que sentimos; como las mujeres, que vienen y van, y  emprendemos una búsqueda interminable de ese ser amado, ¿para qué?  Para encontrarla y seguir deseando estar con otras. Es increíble: Un ser humano puede vivir con el peso de la conciencia y el pensamiento, que lo único que genera es más incertidumbre dentro de su alma.  Como poder amar a alguien deseando amar a otra persona. Como querer algo y al mismo tiempo aborrecerlo. Pero bueno, tengo que dejar de divagar, de pensar estupideces, debo levantarme de mi cama llamar a mi esposa e ir a trabajar, ya es tarde, es necesario comenzar con mi rutina una vez más, sin embargo a pesar de que la vida sea tan caprichosa, repetitiva, siempre hay algo que vale la pena, como mis amigos y mi mujer,  que alegran mi pobre existencia y mantienen a ese ser  que corrompe mis pensamientos dentro de mí.   -¿Aunque es eso lo que quiero?-

martes, 3 de agosto de 2010

Un, dos, tres, por mí

Llegar al cementerio con el alcohol imberbe en la boca, recorrerlo con paso lento y dubitativo, oliendo las flores podridas sobre lapidas olvidadas, oír el suspiro de sueños no deseados, luego llegar a la reunión del llanto fácil sin una lágrima; en cambio, con la euforia del licor en el aliento incrédulo, y asomarse a la orilla del vacío dejado por su ausencia. Entonces susurrarle al amigo de infancia: Un, dos, tres, por mí.

Así invocar otra época, trasladarse a un momento impronunciable, a su casa, donde nos dejaba jugar y nos regalaba exquisitos postres, a su cocina plagada de deleites. Ver el desagrado inquisidor aunque disfrazado de muchos y la alegría triste de los amigos al instante en que la tierra cae sobre la caja, palada tras palada. Un, dos, tres... Seis... Nueve...  Dieciocho... Treinta y seis... Noventa y nueve... Salgo a buscar.

Despedirse de su presencia y saludar el recuerdo, su aroma embriagante e irresistible, su sabor y asimismo el ansia sempiterna de éste; y su tersa suavidad, y esa sensación de ser poseído por un impulso que no se puede contar, de ser llevado ante la entrada a otro mundo a temprana era. Despedirse de su presencia mientras camino en silencio hacia la salida, junto a los amigos, ver las nubes negras y recordar cómo se veía el mundo cuando me ocultaba bajo su inmenso vestido; lo único que la cubría además de ese estimulante aroma  y sobre todo, aquel deleite que sentía cuando... -¿En qué piensas?- En nada. Es que al verlos recuerdo cuando éramos niños y jugábamos escondidas.- Yo también me acuerdo. Y sobre todo que nunca te encontrábamos. ¿Dónde te escondías?- Por ahí... ¿Vamos a tomar algo?