martes, 31 de agosto de 2010

Vortice

Giro desenfrenado, sumido en la brecha que hay entre cada segundo que salta el reloj, en la masa heteróclita de aquello que nombra lo innombrable.
Clandestino en la tormenta logro avanzar, pisar las hojas secas de lo que ahora es ceniza. Me muevo entre la ráfaga translúcida que acribilla los fantasmas de humo en mi memoria, en la trinchera absurda del recuerdo donde siempre muere el adalid de mi paciencia, donde siempre vislumbro a un incognito yo, volcando toda su ira en un giro sin control mientras todos mis muertos miran la hora.
Vigilante en la marcha, en la vela inflamada del insomnio que me arrastra en su vahído de quimeras, en sus fauces encrespadas donde giro sin parar, donde soy devorado por una marejada de insectos en mi pecho, por un torbellino de vidrio bajo mi lengua, por una ola de azufre en mis pulmones, por la tinta oscura que brota por la yema de mis dedos, en la punta de voz
Giro a esta hora mientras una hoja cae y el mundo da la vuelta, mientras la última gota resbala desde la clepsidra, mientras una pupila sigilosa recorre cada letra, cada palabra en el vórtice de estos versos desordenados, mutilados por el ciclón de mis pensamientos, deshojados por mi vida mientras yo permanezco cautivo en la tormenta…

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