viernes, 11 de marzo de 2011

Pérdida

Miro tus ojos fríos e inertes,

Petrifican mi cuerpo, helan mi sangre,

Dejan sin piel mis elucubraciones

me siento débil y sometido ante algo tan siniestro.



Intento escapar de tus ojos

Pero me has robado el aliento,

Intento no mirarlos, quedar ciego

Pero su belleza me deja absorto, tengo miedo.



Quieres verme sufrir, quiero complacerte

Sangrar mis labios, no te parece suficiente.

Quebrar mis huesos, lacerar mi carne

Tan sólo te divierte, pero no es suficiente.



Noche tranquila, serena, afable que ampara al libertino, al ladrón, al culpable.

Fue la causa, es mi continua tortura el hallar en ella los faros de mi naufragio.



¿Qué quieres de mi alma, de mi linaje?

¿qué vieja molestia acarrea tu corrupto corazón?

Siempre te he querido dar todo,

Pero tan solo veo tus inertes ojos.



Ojos del Averno, del espacio, del tiempo,

Son un vórtex entre la luz y la sombra,

puente entre Mefistófeles y Dolmancé

o la tregua entre lo sacro y lo mundano.



Por ello erro vagabundo entre semillas y granito

Buscando un refugio, una estancia oculta,

Pero sigo sintiendo en mis huesos y mis venas

Tus inertes ojos, la puerta a mi demencia.



Noche tranquila, serena, afable que ampara al libertino, al ladrón, al culpable.

Es la causa, es mi continua tortura el hallar en ella los faros de mi naufragio.

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