miércoles, 28 de julio de 2010

Mirada al Frente

Un manto gris cubre el cerúleo cielo;
en esa ventana ya las estrellas no se muestran.
Los pájaros, cantores antiguos, músicos del viento,
por el cielo se esparcen,
heridos de mortal balazo.

Las nubes han perdido su color,
los arboles ya no bailan;
desde sus raíces, el veneno sube hasta sus copas,
ahora hogares destruidos.

El vuelo de las mariposas
se llevo el mensaje estelar a otro reino;
el gris es lo único que se ve arriba.
Hace falta bajar la mirada.

Ya no importa nada.
En el bajo horizonte
llamaradas de otro mundo arden.
A la siniestra mano la ley está escrita
en letras de fuego.

Aquí brillan los cristales,
aquí bailan los sátiros junto a las doncellas,
aquí corren ríos de sangre,
aquí la muerte consiente a sus próximos vástagos.

Nos deslizamos por la senda protectora del placer,
esnifamos oro blanco para no dormir, para quitar la fatiga,
respiramos humos de todos los colores,
para palparnos uno con todos, uno con nadie.
Bebemos, fornicamos, blasfemamos, gritamos.
¿Sólo para decir aquí estoy?

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