Sentado en una silla empieza el juego;
Mis manos están encadenadas al metal de sus manos
sus pies juegan febrílmente con mi miembro
Logrando llevar mi sangre en espiral a la cima del obelisco.
Su cuerpo se deleita con la música y el viento,
sus caderas enloquecen mi ya convulsionado cuerpo,
mis ojos se pierden en sus suculentas piernas,
su trasero curvilíneo llena de líquido salival mis fauces.
Sus prendas caen alrededor mío sin pudor y sin tregua,
Quiere sacar a la bestia de mis entrañas, al animal de su encierro
Utiliza sus manos para halar el hilo rojo que nos une esta noche,
Para que mi cuerpo estalle y se entregue a su deleitoso cuerpo.
Mi frente sudorosa delata mi ansiedad,
Mis labios rojizos e hinchados son víctimas de mis afilados y libidinosos colmillos
Su lengua llega como un samaritano y cura mis heridas,
Siendo la cura más peligrosa que el trastorno en que me encuentro.
Ya no soporto las cadenas, mis manos violentan el frío acero,
Me abalanzo hacia mi presa, la tomo por su cuello
Su respiración agitada sólo acrecienta mi deseo
Mis manos arden en llamas, su piel no soporta mis incandescentes dedos.
Finalmente domo a mi valquiria, mi amazona insaciable
Sus piernas se abren hacia mí como las puertas de Dite a los culpables
Su entrepierna entretiene mi nariz con una excelsa fragancia
Su pabellón cavernoso sirve de residencia a la hidra que surge de mi pecho.
Ya no hay más preámbulos, la pasión y la violencia han emergido
Somos dos salvajes que desean destruirse en un acto piadoso
Movimientos estrepitosos y armónicos dejan un cuerpo en el suelo
Mientras el otro levanta un grito de guerra finalizando el encuentro.
Ya no queda más vida, sólo un vencedor y un inerte cuerpo
La sangre es la prueba del idilio y el siniestro
Una sombra se levanta, recoge sus vestiduras, mira de reojo
Mira el cuerpo desnudo, se limpia su rostro, corre a la par del viento.
Ya no queda vida en la escena,
No queda fuego en las venas,
Tan sólo el recuerdo de que un día, en una hora, en un instante
Reviviste la pasión que no tenía, ya no vivo en agonía.
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