domingo, 9 de mayo de 2010

De la sangre fría

Como repugnante serpiente deja deslizarme por tu piel: por tus desiertos desiertos, por la sed y las llamas de tus erebos.
Caeré sepulto en una duna de tus muertes, en la erosión de tu silencio, en la rabia que guardan tus espinas y soles.
Déjame reptar en los niveles de tu sueño y arrastrarme, sumergirme en tus arenas, en tus pantanos, en tus amarguras más profundas: en la angustia de tus mañanas
Mañana no estaremos
Deja escapar un grito, déjame tus miedos

II


Ha comenzado un nuevo cambio de piel y la carne ha quebrado su disfraz
Como enjambre que muda de un panal somos
Vamos al desierto, a la sed del reptil interno.
Muéstrame tu hambre, ahuyentemos al embrión de la muerte
Mañana no estaremos
Deja escapar un grito, déjame tus miedos.

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