Mutilada, amputada,
Sobre aquel mar grisaceo,
Amarillenta, macilenta, sin sangre en sus venas,
Sin olor, retorcida, podrida,
Momificada, condenada a resquebrajarse,
A desintegrarse de la manera más bella,
Bajo el mar grisaceo,
De su muerte nace la divinidad
Y con su vida muere la belleza;
Una extraña descomposición la embarga,
Corrupción inhumana,
Libre de gusanos y moscas;
¿Podría concebir un fin más hermoso?
Extremo pero interesante :)
ResponderEliminar...Almos Székely...